Lo verdaderamente insoportable de la necedad es que agrega más sufrimiento al que es connatural a la vida.
Inicio » EL ESPÍRITU EN LA HISTORIA
(Dunken, Bs. As.)
La cobertura de este libro es una pintura al óleo sobre tela del autor.
«Una Psicosofía de la Historia seguiría atenta la historia del pensamiento, pero sabiendo que las ideas son productos, no se conformaría con esto. Su pretensión sería penetrar y explicar las raíces mismas del pensamiento, las verdaderas motivaciones que han llevado al hombre a pensar de una u otra manera; en este sentido se acercaría a una psicología de la historia, ciencia que aún no se ha desarrollado. Dado los esquemas estrechos en que se mueve la psicología actual, y la disparidad que existe entre las innumerables escuelas, cuyo desacuerdo delata la inseguridad de los fundamentos de esta nueva ciencia, una psicología de la historia habría sido un previsible fracaso. Ninguna de estas escuelas ha establecido leyes generales suficientes para seguir la historia del espíritu humano como un proceso coherente. Estas leyes, además, necesitan, para este propósito, de una universalidad que sólo la filosofía puede proporcionar. Dando a la psicología una dimensión trascendente, y a la filosofía una clara y total visión de la psique y de sus mecanismos, la psicosofía hace factible dicho intento.»
«El historiador debe estudiar los hechos como han sido y podrá sacar sus conclusiones a posteriori. El filósofo actúa de manera inversa, estudia, por cierto, la historia primero, pero para encontrarle un sentido y, cuando cree haberlo hallado, se lo antepone a la historia, le aplica unas ideas a priori sobre las que el devenir se desenvuelve. Las ideas expuestas en la presente obra pretenden ser estables y universales, pero la historia no se acomoda a ellas con rigor matemático, pues el hombre no es un mecanismo sino un ser capaz de pensar y sentir, que percibe esas realidades (llamadas aquí «ideas») de modo variable, difuso, incierto, pues es todavía como un niño en un medio en el que está tratando de sobrevivir y al que, algunas veces, intenta comprender con sus incipientes facultades. Dada la complejidad de la mente humana y, como consecuencia de su cultura y obra, estos fundamentos deben quedar bien firmes y articulados para sostener tanto peso. Esta es la razón de ser del presente trabajo: fundamentar y estructurar las obras que precede, que se han de ocupar en relación más directa con los hechos de los hombres y con las civilizaciones que han plasmado.»
«Todo humano experimenta que esta vida no se presenta como algo acabado, como totalidad, sino como un camino, un proyecto a realizar. Pues bien, la búsqueda de eso que nos trasciende es lo que da significado a nuestras vidas particulares y a los pueblos. Cuando éstos pierden interés por ese significado, decaen, cuando el interés crece, el espíritu se expande y se dirige hacia su Destino. Todo conocimiento tendente a esclarecer la situación de uno en el Universus, es una expansión del espíritu hacia la totalidad de la existencia. El conocimiento de la historia es parte de este proyecto, nos hace salir de nuestro yo particular y proyecta nuestro espíritu en otras vidas particulares y en pueblos enteros de los que participamos de sus glorias y miserias. Sirviéndose de estas experiencias, y de valores que estima universales, la Psicosofía de la Historia procura integrar el proceso humano en el proyecto de trascendencia de nuestra especie.»
«La psicosofía se emplaza en la convergencia de las tradiciones idealistas de Oriente y Occidente. Esta convergencia no es consecuencia de un sincretismo voluntario, de una adopción racional, sino el resultado de una búsqueda común impulsada por similares inquietudes filosóficas que acucian al hombre en todas las épocas y latitudes. Con palabras de Hegel: «No hay que confundir esta concreción con un eclecticismo, ya que no es una mera conjunción de múltiples principios u opiniones». «Al unificarlos -y precisamente por ello- ha transfigurado sus deficiencias». Haciendo de «esta unión (fusión) de las filosofías anteriores un todo viviente, una reunión en una unidad viva del pensar». «A esta totalidad de la concepción del mundo, es lo que se llama un sistema filosófico» (Introducción a la Historia de la Filosofía). Uno de los propósitos rectores de una Psicosofía de la Historia, es establecer el vínculo entre estos picos del pensamiento, para lo cual ha de trazar las líneas que los unen, precisar los puntos en común entre esos apogeos del espíritu. En Occidente esa línea fue cortada durante siglos por el cristianismo, los que van de Alejandría a Florencia, del neoplatonismo a Ficino. El Renacimiento, es cierto, restableció el vínculo necesario con la tradición greco-romana, pero no quedó claro ni firme, de ahí que después hubiera otros cortes, otros momentos de alineación del espíritu, que necesitan ser precisados. Cada una de dichas doctrinas idealistas exige un cuidadoso análisis (Nota: Hegel, Bergson, el budismo y el hinduismo han sido comentados en La Evolución del espíritu) Pero no se trata aquí de restablecer ideologías, sino el espíritu humano en su lugar, al menos entre las minorías ilustradas. Mi llamado está dirigido a los individuos y pueblos capaces de ir más allá de sí mismos, de realizar todas sus potencialidades, de superar los dogmas, de liberar su espíritu y de pensar en el bien del prójimo, es decir, de la humanidad y de todos los seres vivientes.»
«Es esta una invitación a recorrer una galería de ideas de las que el lector (como ocurre en las galerías de arte), no podrá llevarse ninguna, pero sí salir más inspirado y capacitado para entrar en la larga galería de la historia.»
(Extractos de esta misma obra)